Siempre me han gustado los lunes. Entiendo que mucha gente les tenga manía. A ellos y a los domingos por la tarde. Pero al final son 24 horas que puedes decidir si las disfrutas o las padeces.
Desde hace un par de semanas los lunes me gustan especialmente. Voy a recoger a la niña cuando sale de música y volvemos juntas para casa.
Llego y me pregunta:
– ¿Vamos en coche?
– No, caminando…
– ¡¡¡Yupi!!! Quería caminar contigo.
Nos agarramos de la mano y hablamos. Nos explicamos qué hemos hecho, decimos tonterías, la llevo a caballito, me hace saltar, tocamos el árbo, ¡Mira aquella nube!… Estamos. Son 15 minutos fantásticos. Un rato de los que van bien para fortalecer lazos. Un trozo de lunes bien aprovechado.
*Imagen de Joana Santamans.