El tiempo pasa volando. La niña me explica que en el baile de final de curso harán la coreo de Ela y Ana.
– ¿Sabes que falta muy poco mamá? ¡En 20 días hacemos la representación! Irán los papás, las mamás, y los hermanos.
– ¿Pero es a final de curso, verdad?
– Sí.
– Entonces fala un poco más. Primero tiene que pasa la Pascua, después Sant Jordi…
– ¿Y ya?
– No. Después es cuando marcho con mis amigas y después, justo antes de San Juán, haréis el festival.
– Ves, falta muy poco.
Tiene razón. Falta demasiado poco. Han hecho más de la mitad del curso. Ya hemos preinscrito al niña a la escuela de mayores.
– ¿Y yo voy?
– Claro hijo, vamos los 4. Llegaremos pronto para estar en primera fila.
Envidio esta incapacidad de saber como funciona el tiempo. ¿Cómo sería volver a vivir sin saber qué va antes y qué va después? Canta los días de la semana, sabe que es primavera, que todavía es marzo, pero no siente que se le escapan los días. Se me mezclan los cursos y tenemos la agenda llena hasta mediados de mayo. Todo va demasiado rápido. Tan conectados, tan informados, tan ocupados, tantos tan.
1 día y haremos comos i el tiempo no importara. Preocupándonos de lo más basico: dormir, comer, movernos y poco más. Estar, disfrutar del ralentizador que tienen los días de vacaciones.