La niña hace 15 minutos de piano. El niño y yo esperamos en el vestíbulo. Normalmente él sube y baja escaleras, canta, baila y está poco quieto. Hoy nos hemos sentado en un par de sillones que tienen más años que yo. Grandes y cómodos. Después de hacerme la puñeta diciéndome Tú aquí no, yo sí…, nos sentamos de lado. Nos miramos. Mamá, cookie, favo. Sonríe. Están contento. Canta. No sé qué canta, se pasa el día cantando.
– ¿Estás bien?
– Sí.
– ¿Has tenido un buen día?
– Sí
– ¿Y éso?
– Pupa.
– ¿Te has caído?
– Sí
– ¿En el parque?
– No, clase.
– ¿Solo?
– No, Lucas.
– ¿Habéis chocado?
– Sí. Llorado.
Creo que es la primera vez que hablamos tanto rato. Tranquilos. Se le veía satisfecho, contento de explicar sus cosas. Se hace mayor. Hemos encontrado un oasis para conectar. Lo cuidaré.