El niño sigue en la línea de manchar bastante. Entre otras cosas supone tres o cuatro pijamas por semana.
Como los pantalones estaban suficientemente limpios, sólo le cambié la camiseta. A medida que me acerco me mira como diciendo ¿No serás capaz? Me dispongo a pasársela por la cabeza y explota con un Nooooooo!!! Rosa nooooooo!!! Ni me había fijado, es rosa pálido con tallaje de niño.
– Ésta nooooo!!! Rosa, nenaaaa!!!
No quiero creer que está pasando lo que está pasando…
– ¿No quieres esta camiseta?
– No, rosa no.
– ¡Pero si es una camiseta de niño! Los niños y las niñas pueden llevar TODOS los colores.
Morrudo se reafirma: – No, rosa no.
He cambiado la rosa por una gris, mientras le repito que todos los colores son bonitos. No me escucha, le da igual. Cuando esté preparado ya le enseñaremos fotos de cuando llevaba pijamas rosas y de princesas.
Una víctima más de los estereotipos.