En casa tenemos manía con los pijamas, los niños tienen muchos. Pero en un par de días, entre vasos que se derraman, sandías que chorrean en exceso y pipís con poca puntería, el niño se ha pulido todos los pijamas de manga larga. Siempre puedes combinar camisetas y chándal pero he cogido uno de los pijamas de la niña que le va pequeño. He escogido el lila, ni demasiado grueso ni demasiado fino, ni muy estrecho ni muy ancho, el lila de las princesas Disney me ha parecido perfecto.
He ido haciendo sin comentarle a la niña que le hacía un préstamo al hermano. Cuando ha visto lo que me disponía a hacer, prudente, me pregunta:
– ¿Qué haces mamá?
– Le pongo el pijama que te va pequeño.
Cara de circunstancias.
– Pero no quiero dejárselo, lo quiero guardar de recuerdo.
– No te preocupes, mañana tendrá sus pijamas y éste lo tendrás de recuerdo.
– Pero es que son las princesas mamá…
– No pasa nada, mira que abrigado estará.
– Espera, que yo le encuentro otra cosa.
Ha hecho unos cuantos viajes a los cajones del hermano. Camisetas de cuello alto, de manga corta, pantalones cortos… Le he explicado que no queremos que se resfríe y las princesas lo pretegerán. El niño coge el pijama y empieza a decir ¡Nenas, nenas!
– ¡No, no le dejo este pijama!
– Mañana por la mañana te lo devuelve, no sufras.
– ¡Míralo mamá, no está guapo, este pijama es de niña!
– ¿Lavamos los dientes y nos vamos a dormir?
-¡¡¡Nooooo, mamááááááá, es de niña!!! ¡¡¡Las pincesas son de niñas!!!
El niño y las princesas han dormido de un tirón hasta las 7 de la mañana. Creo que hoy probaremos si hay suerte y volverá a dormir con las nenas Disney.
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