Nos vigilan

Se han instalado en casa. Noto su mirada. En cuanto entro por la puerta el señor gordote, los abuelos del camello en el recibidor y desde la chimenea el tronco con barretina.

El tió tiene posición preferente, que se note que es el que más me gusta. Rodeado de luces y velas nos mira fijamente. Se entera de todo, si comemos, si dejamos los zapatos en su sitio, si saltamos en el sofá, si obedecen o perdemos los nervios antes de tiempo.

Tenemos tan presente que los últimos días del año son decisivos para que los dispensadores de regalos navideños sean espléndidos o penalicen nuestro comportamiento, que me siento vigilada. Cuando era pequeña me los imaginaba observando y evaluando detrás de las paredes, ahora están por todas partes. Con tanta presión es imposible. Estas condiciones no permiten ser buena madre, ni pareja y ni tan siquiera puedes ser buena persona. Por favor, dejemos de decir a nuestros hijos que ELLOS lo ven todo, que ELLOS lo saben todo, porque como hilen fino tocará carbón a más de un progenitor.

Tió de Ilustation.

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