Cuando no quieres tener prejuicios y te dicen que «Es un niño muy niño» piensas que son tontos. Bueno, yo lo pensaba. Sí, ahora soy tonta. Digo que «Tengo una niña muy niña y un niño muy niño».
Deberíamos tener 200 hijos y 200 hijas para empezar a tener una muestra suficientemente representativa de cada uno de los perfiles. Mis conclusiones son bastante menos rigurosas:
– A la niña le gusta el rosa, quiere muñecas con el pelo largo, ella quiere el pelo larguííííííísimo y llevar vestidos con vuelo, es delicada, le gusta explicarte lo que le pasa o como mínimo hacerlo a toro pasado, es protectora, prudente… estereotipos, pero ahora éstos son los estereotipos propios del sexo femenino.
– El niño todavía no sabemos demasiado que es lo que piensa, no habla, a duras penas controla su psicomotricidad, pero ya hemos observado y hemos llegado a la conclusión que la fuerza es una de sus herramientas más recurrentes y utilizadas, y además le funciona. Imprudente, toca todo lo que no debería tocar. Hace «brum brum» moviendo los coches hacia delante y hacia atrás. No se complica, si alguna cosa le incomoda puede ofrecerle una galleta y se le pasan todos los males. Es un «viva la vida». Todo es sencillo. Más estereotipos, un niño muy niño.
Por suerte hay niñas imprudentes, niños delicados, todo se mezcla y todo se confunde.
¿Se confirma? ¿Soy tonta?